OPERACIÓN FORTUNE: EL GRAN ENGAÑO

Me encanta el cine de Guy Ritchie. No puede negarse que ha sabido crear una fórmula cinematográfica personal basada en una serie de temas habituales y siempre reconocibles: el mundo del crimen, los bajos fondos londinenses, las guerras de bandas, engaños, traiciones, drogas, dinero, dinero y dinero. Todo ello aderezado siempre con un humor negrísimo y unas construcciones narrativas con devoción al flashback y al plot twist final. Además del acierto por la creación de personajes variopintos en los que la violencia y la destreza con las armas no están reñidas nunca con la extravagancia y el sarcasmo. De esta fórmula (inspirada sin disimulo, pero con ideas y guiños propios, en el cine de Quentin Tarantino) han surgido estupendas películas como Lock & Stock (1998), Snatch. Cerdos y diamantes (2000), RocknRolla (2008) o la reciente The Gentlemen: los señores de la mafia (2019).

Con todo, y aunque la filmografía del director británico es notable en general, también cuenta con algún pinchazo en hueso como la infumable Aladdin (2019), la aburrida Rey Arturo: la leyenda de Excalibur (2017) o aquella bobada que rodó para lucimiento de su mujer de entonces (Madonna): Barridos por la marea (2002). Claro que igual yo también le hubiera hecho una película a la Madonna de aquella época, si me lo pide (o me lo ordena, que sería lo más probable).

En Operación Fortune, el director británico se aleja un poco de los bajos fondos londinenses para adentrarse, con un tono muy cercano a la parodia, en el mundo del espionaje internacional. En cierto modo, el divertido guion de esta película maneja recursos temáticos que recuerdan a la saga Misión imposible, aunque aquí Ethan Hunt es sustituido por el hierático Orson Fortune, interpretado por Jason Statham que hace, como siempre, de Jason Statham (ya saben: tipo duro, poco hablador y con cierta parálisis facial). No es un actor que me entusiasme, pero ya contó con él como protagonista en su anterior película el bueno de Guy: la mediocre Despierta la furia (de las pocas cintas que, perteneciendo a la fórmula personal del mundo criminal de Ritchie, me dejó un poco frío).

Operación Fortune es un gran divertimento en el que los tópicos (que los hay) no deslucen en ningún momento el excelente ritmo de la cinta, ni lo que resulta más sobresaliente: sus estupendos personajes y el gran trabajo actoral. Hugh Grant (este nuevo Huhg Grant rescatado por el propio Ritchie para este tipo de cine) está espléndido en su papel de villano (los villanos siempre son de lo mejorcito de las películas de Guy Ritchie y este no es para menos). Otro rescatado del olvido, Josh Hartnett, también lo hace muy bien, en el personaje quizás más paródico de todos. Igual que Cary Elwess (sí, aquel guapetón rubio de películas juveniles de finales de los 80 como La princesa prometida o Las locas, locas aventuras de Robin Hood), que encarna también a un divertido jefe contratista del gobierno de Su Majestad. Viejas glorias, algunas más olvidadas que otras, que Guy Ritchie parece haber recuperado para la causa en sus últimas películas y cuyo reciclaje les está sentando de maravilla.

Pero, sin duda, la que se lleva la palma y se come la pantalla es la irresistible y divertida Aubrey Plaza, convertida aquí en una espía de armas tomar. Está maravillosa Aubrey.

Operación Fortune no es una obra maestra, ni tampoco se acerca a los tres o cuatro grandes títulos de Ritchie, pero es una película muy divertida. Quizás, por ponerle algún pego, echo de menos esos bajos fondos del hampa londinense en lugar del lujo a lo James Bond y me chirría un poco el tono tan marcadamente cómico (en ocasiones excesivamente ligero). Aun así, es una película muy disfrutable.

CALIFICACIÓN:  6  


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