Paul Urkijo va camino de convertirse en un director de culto con un sello artístico original y muy personal. Sus historias muestran predilección por el mundo de la brujería, los monstruos, los mitos y las leyendas fantásticas. Con dos largometrajes y un buen puñado de cortos en su haber, el director vasco está construyendo un universo cinematográfico en el que el suspense, las aventuras y la fantasía heroica enmarcan sus historias ofreciendo una riqueza imaginativa poco habitual en el cine español. Irati es su mejor trabajo hasta el momento. En esta historia ambientada en la Navarra pirenaica del siglo VIII, Urkijo combina detalles históricos (como la famosa batalla de Roncesvalles en la que un grupo de vascones emboscó al ejército de Carlomagno), con leyendas tradicionales y personajes de la mitología clásica. Todo ello enriquecido argumentalmente por la disputa entre la fe religiosa y el paganismo ancestral y mágico.
Pero además de esa riqueza temática, la película es
espectacular por su cuidada ambientación. Rodada en escenarios naturales, está
repleta de preciosos encuadres con un maravilloso uso de la luz y la
composición, que dejan no pocas estampas de gran belleza de estilo pictórico. Completa ese estupendo envoltorio de la
película la fantástica banda sonora escrita por Aránzazu Calleja y Maite
Arroitajauregui, las cuales ya ganaron el Goya en 2020 por la BSO de Akellare
(Pablo Agüero). La música de Irati
está repleta de motivos y melodías de aire medieval, además de delicadas
canciones que combinan el euskera tradicional y el latín, como la bonita Izena
duena bada, cuya letra fue escrita por el propio Urkijo. Imágenes, luz, fotografía, sonidos y música que te
transportan a esos escenarios naturales, agrestes y hermosos del Pirineo
navarro del siglo VIII. Junto con las aventuras caballerescas, la magia, la
mitología y la bonita historia de amor que cuenta Irati, disfrutamos de una
película estupenda.
Lingüísticamente también es una apuesta interesante. Urkijo tenía muy claro desde el
principio que tenía que rodar la película en un euskera tradicional, en
coherencia con el marco histórico y legendario del filme. Completa esta notable
producción el gran trabajo actoral de un elenco también vasco, en el que
destaca la interpretación de la casi debutante Edurne Azkarate y de Eneko
Sagardoy, actor que ya ganó el Goya revelación por la estupenda Handía
(2017, Aitor Arregi y Jon Garaño).
Brujas, lamias, religión, superstición, buenos actores, una
fotografía espectacular, una música preciosa, aventuras y amor. ¿Qué más se
puede pedir? Irati es una de esas películas cuya belleza te acompaña mucho
más allá de su visionado y, aunque no es perfecta y cae en algún tópico (sobre
todo en la construcción de los personajes secundarios), todo está rodado con
tanta delicadeza y cuidado estético que resulta ciertamente irresistible. Irati
es un bello cuento épico y mágico, dibujado con primorosa beldad por su
director, algo que se aprecia casi en cada plano. Además, tiene el acierto de
dejar lo mejor para el final, regalándonos un hermoso epílogo que, a buen
seguro, les enamorará.
Una estupenda película y un director cuya carrera hay que
seguir. Promete grandes aventuras.
CALIFICACIÓN: 8


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